La capacidad de las Fuerzas Armadas para el manejo de conflictos y antagonismos

GUERRA DE CUARTA GENERACIÓN EN LA FRONTERA NORTE DEL ECUADOR


Tcrn. de E.M Juan González 1

Capt. de S.N.D Washinton Rojas 2



Resumen

En este artículo se analizará el marco teórico y los conceptos sobre la guerra de cuarta generación, que se refiere a la guerra de los ejércitos de los Estados contra oponentes no estatales. Igualmente, se analizará la situación en la frontera norte ecuatoriano-colombiano. En este espacio encontramos las características de la guerra de cuarta generación.


Palabras clave: Guerra de cuarta generacion, frontera norte, características.


Abstract

This article will analyze the theoretical framework and concepts of fourth generation warfare, which refers to the war of the armies of the States against non-state opponents. We also analyze the situation on the Ecuadorian-Colombian northern border. In this space we find the characteristics of fourth generation warfare.


Keywords: Fourth generation warfare, northern border, characteristics.


1 Academia de Guerra del Ejército gonzalezjc1995@gmail.com

2 Academia de Guerra del Ejército

fabianrojaswrp@gamil.com


DOI: https://dx.doi.org/10.24133/age.n15.2022.07 Revista Academia de Guerra del Ejército Ecuatoriano, Volumen 15. Núm. 1 abril 2022. pp. 87 - 133


Introducción


L

a presente investigación busca analizar la dinámica de la guerra de cuarta generación en la frontera norte y su relación con la seguridad. Se analizará también la respuesta del Estado y Fuerzas Armadas ante la presencia de grupos ilegales armados en la frontera

norte. Se plantean las siguientes hipótesis:

La primera es verificar que el conflicto interno colombiano tiene las características de guerra de cuarta generación.

La segunda consiste en verificar que el conflicto interno colombiano tiene efectos directos en la sociedad y en el Estado ecuatoriano.

La tercera consiste en verificar que el Estado y las Fuerzas Armadas ecuatorianas están actuando para contrarrestar los efectos negativos del conflicto interno colombiano en el Ecuador.

En la presente investigación se analizará la guerra de cuarta generación, y los efectos en la frontera norte ecuatoriana; posteriormente, se plantearán soluciones por parte del Estado y Fuerzas Armadas ante la presencia de los grupos ilegales armados (GIA) y, en último lugar, se presentarán conclusiones del estudio.

Para la ejecución del estudio, se aplicó la metodología de investigación descriptiva, fundamentada en la revisión bibliográfica sistemática de artículos científicos de las publicciones en revistas indexadas, libros, material archivado, otros trabajos académicos para recopilar información ya existente de diversas fuentes, para proporcionar una visión de la guerra de cuarta generación en la frontera norte ecuatoriana.


  1. GUERRA DE CUARTA GENERACIÓN


    El término “guerra” se asocia con un concepto jurídico que hace referencia al conflicto armado entre dos Estados, denominados beligerantes, y que tiene como finalidad hacer valer un determinado objetivo, utilizando medios que el Derecho Internacional Público reconoce y regula en el denominado “Derecho de Guerra” (Pastor, 1999).

    No existe guerra sin un interés político predeterminado. La guerra puede iniciarse como consecuencia de una acción de “legítima defensa” de un Estado que enfrenta el ataque armado de otro Estado. La guerra entre Estados está inmersa en la forma denominada como “guerra regular”, pues, en teoría, los contendientes deben apegarse a las normas internacionales que la rigen y emplean tácticas militares conocidas.

    La “guerra de cuarta generación” es un término usado por analistas y estrategas militares en una época donde prevalece la tecnología informática y las comunicaciones globalizadas. Este concepto fue unido a la guerra asimétrica, guerra contraterrorista y también se relaciona su inicio histórico con los atentados del 11-S donde aparece un “nuevo enemigo” de la humanidad que es el terrorismo.

    William Lind (1989) esbozó todo un modelo que habría de desarrollarse a lo largo de la década de los noventa, queexperimentaríatodoun redimensionamiento tras las guerras de Irak y Afganistán. Lind considera a los actores en disputa de las guerras de primera, segunda y tercera generación que fueron exclusivas para los enfrentamientos de Estados contra Estados y que las mismas se manifestaron a partir de la Paz de Westfalia de 1648, e iniciando la institucionalización del monopolio estatal del ejercicio de la violencia.

    El concepto de “guerra de cuarta generación” es más conocido en inicios del siglo XXI, donde es cualquier guerra en la que uno de los principales participantes no es un Estado, sino más bien una red ideológica, que usa la violencia (Lind, 1989), entendiendo a estos como grupos no estatales armados a partisanos, insurgentes, crimen organizado, terroristas; es decir la asimetría constituye su estrategia.

    El General André Beaufre (Brodie, 1978, p 348) sostiene “uno de los elementos esenciales de la estrategia militar ha sido siempre el comprender más deprisa que el adversario las transformaciones de la guerra”. Esa fue la razón del éxito en sus ámbitos de Napoleón, Clausewitz, Grant, Moltke. Y es que es esencial distinguir una evolución lineal de la mutación y el cambio de tendencia o de paradigma; distinguirlos permite conciliar a Beaufre (mutación) con el pensamiento de Sun Tsu o Jomini (evolución) que afirman que “los métodos cambian, pero los principios permanecen inmutables”.

    William Lind (1989) habla de cuatro generaciones de guerras con una distribución espacio temporal diferente y que obedecen a la Figura 1 de la página siguiente.


    Figura 1

    Clasificación de las Guerras W. Lind.



    En la Figura 1. Clasificación de las Guerras según

    W. Lind, se representa las generaciones de la Guerra, donde las guerras de primera generación, conocidas como las guerras premodernas según Fernández-Montesinos (2015), que estaría marcada por el desarrollo y consolidación del concepto Estado. Esta inicia con la aparición de las armas de fuego y se caracteriza, principalmente, por un intento de establecer en la batalla el “orden”, entendiendo a este desde las disposiciones tácticas de los Ejércitos, al uso generalizado de uniformes, normas disciplinarias, ordenanzas según Herráez (2007), entre otros. La primera generación de guerras se caracteriza, principalmente, por un intento de establecer en la batalla el “orden”, entendiendo este desde las disposiciones tácticas de los Ejércitos, al uso generalizado de uniformes, normas disciplinarias y ordenanzas. El objetivo de este orden es el “choque” que permita a las bayonetas encontrarse, destruir al enemigo o expulsarle de una zona que ocupe o haya alcanzado.

    Ballesteros (1995) señala que en los siglos XVII-XVIII, la razón de Estado se impuso para resolver conflictos y cobraron protagonismo los motivos económicos y dinásticos. Los Estados tendieron, pues, a hacer la guerra con fines políticos, además de económicos o de supervivencia; “las guerras nacen de los embrollos de los reyes y de las intrigas de los ministros”.

    Una de las tendencias era el recuente recurso a las armas, sobre todo en el norte y centro de Europa, al militarizar la sociedad. Los Ejércitos tendieron a aumentar, extendiendo el deseo de armonizar las necesidades de la vida civil con la organización de las Fuerzas Armadas. Prusia fue el Estado en que más arraigaron las ideas enciclopedistas; en él se creó una sociedad militar que todos los Estados europeos imitaron de una u otra forma.

    Resultado del espíritu enciclopedista, se introdujeron conceptos como la modernización, el mantenimiento de una fuerza permanente y el beneficiar a la industria local, aplicándose los Estados en vestir, armar y equipar a los soldados asegurándose una forma de pagarlos regularmente. Dentro de este ánimo renovador y enciclopedista surgieron varios reglamentos y ordenanzas que, en algunos casos, han permanecido vigentes hasta fechas recientes, citado en las Causas de los Conflictos.

    Dado el alcance eficaz de las armas de fuego y para contrarrestar la falta de espíritu combativo de las tropas, estas fueron estructuradas en batallones. Mientras tanto, se producen avances tanto en la tecnología armamentística como en la forma de conducir la guerra. Los ejércitos combaten en orden cerrado y con una disciplina férrea que tiene el propósito de conseguir una mayor eficacia de fuego. La geometría se lleva


    a la guerra de la mano de Federico II de Prusia y de Vauban, el uno con su orden oblicuo, el otro con sus fortificaciones.

    Las guerras de segunda generación que implicarían el compromiso societario en la causa y sus epítomes serían la Revolución Francesa y las revoluciones industriales y de los transportes que posibilitaron su extensión y ampliaron el espectro de los objetivos. El “orden” implícito a las guerras de Primera Generación se ve quebrado por la aparición de los Ejércitos de masas, pero ello es contrarrestado con la aparición de una abrumadora potencia de fuego, con la que se persigue el desgaste del enemigo, la atrición.

    Sánchez (1980) señala que el elemento predominante de las guerras de Segunda Generación es el “fuego.” El fuego, en cualquier caso, tiene por finalidad “quebrantar al enemigo para disminuir su capacidad combativa y su espíritu de lucha; con él se favorece el movimiento propio y se entorpece el de aquel.” Como reza el dicho “la artillería conquista, la infantería ocupa”.

    Van Creveld (1991) señala que esto modifica la logística de la guerra. Mientras que, en 1870, en la guerra franco-prusiana, la munición formaba menos del uno por ciento del total de los suministros; en los primeros meses de la Primera Guerra Mundial la proporción de la munición con respecto a otros suministros se ha invertido y al final de la Segunda Guerra Mundial las subsistencias constituían entre el 8 y el 12%.

    Aron Raymond (1963) indica que la profecía de Comte según la cual los ingenieros desplazarían a la nobleza tuvo su cumplimiento cuando el Ejército, antes compuesto por campesinos y encuadrado por nobles, paso a encontrarse integrado por obreros y a estar dirigido por técnicos.

    Fraga Iribarne (1962), en su obra Guerra y conflicto social, señala que la batalla, concepto clave de la guerra clásica, definida por espacio (el campo de batalla) y tiempo (un día) ha ido desapareciendo absorbida por el crecimiento de la guerra. De una ciudad (Leipzig) o una aldea (Waterloo) se para a una zona (el Marne, el Somme) y abarca finalmente a todo un país (la batalla de Inglaterra).

    La guerra se expande, deja de ser limitada, cada vez entran en acción mayor volumen de fuerza ocupando más espacio, más frente. Agincourt se desarrolló en un frente de unos 500 m, Waterloo de 2500 m, el Somme en un frente de 25 km. Es decir, en 400 años se multiplico por 5 y en los 100 siguientes por 10. como señala Brodie, la Primera Guerra Mundial supuso “una separación sin precedentes de los comandantes principales en el campo y los hombres en la primera línea de batalla” Brodie (1978).

    González (2008) señala que Napoleón, un hombre entre dos épocas, fue otro de los que supieron interpretar el momento y anticiparse a sus adversarios; no hizo grandes aportaciones teóricas, sino que explotó las ideas que otros habían tenido antes que él, buscando la libertad de acción y la iniciativa. Sus victorias le

    convirtieron en una especie de dios de la guerra, un modelo de referencia.

    Heredero de la tradición militar de Federico II y los pensadores franceses de finales del siglo XVIII lo suyo fue la conducción de las operaciones, no la doctrina. No aporta elementos nuevos, sino que aplica magistralmente las teorías más avanzadas de su época. “Su teoría giraba en torno a la batalla decisiva” González (2008).

    Estas no son ya guerras entre príncipes, sino entre pueblos; es una guerra total en cuanto a medios, pero limitada aun en lo referente a los fines. En ellas, lo que se dirime no es ya de la existencia del Estado, sino su fortalecimiento y expansión económica; por ello, los principales factores belígeros serán de sesgo económico y territorial.

    Napoleón consideraba que la guerra debía resolverse en poco tiempo, eso solo era posible mediante una batalla decisiva, su estratégica de guerra estaba marcada totalmente por la táctica, la guerra era táctica y la táctica, batalla según señala González (2008).

    Lind considera que la Primera Guerra Mundial es el prototipo de guerra de Segunda Generación, ambas partes esperaban una victoria rápida tras una batalla decisiva y su logística resultaba acorde a estas previsiones.

    Las guerras de tercera generación se fundamentan en la tecnología, donde la aviación reemplaza a la artillería como la fuente de mayor potencia de fuego y se caracteriza por la gran velocidad y despliegue para neutralizar al oponente para conquistar objetivos estratégicos. Fue desarrollada por el ejército alemán y es comúnmente conocida como la guerra relámpago o guerra de maniobra, se basa en la velocidad, la sorpresa, la iniciativa fue más importante que la obediencia, así como la distorsión mental y física.

    Lind (1989) considera que la Segunda Guerra Mundial es ya una guerra de tercera generación, en tanto que se caracteriza por la maniobra, con la que se pretende explotar las debilidades del enemigo y cuya máxima expresión sería la Blitzkrieg, en la que se concentra la fuerza en un tramo reducido del frente que se rompe sin dar tiempo a la llegada de refuerzos. Pero lo cierto es que, al final, lo decisivo fue el desgaste. La trasformación estratégica de una guerra de movimiento en una guerra de posiciones se encuentra en las razones de la derrota alemana que paso de un tipo de guerra que resultaba sostenible a otra que no podía serlo.

    El elemento clave de la tercera generación es el “movimiento” que es la esencia de la maniobra. Su finalidad es “establecer contacto estrecho con el enemigo, romperlo o situarse en condiciones ventajosas con respecto a él” y es en la ofensiva donde tiene su máxima aplicación, según Van Creveld (1985) da buena cuenta del progresivo incremento de la velocidad sostenida con la que se realizan las acciones y que se verá reforzada con el desarrollo de la aviación militar.

    Charles-Philippe (2008) señala el paradigma clásico de la guerra, que sobre todo se basa en su dimensión


    cualitativa, se pasa a un paradigma posmoderno que privilegia la dimensión cualitativa y del choque frontal clausewitziano, se pasa a estrategias de aproximación indirecta del tipo preconizado por Sun Tsu, reemplazando las estrategias de destrucción por las de preclusión que neutralizan a las fuerzas por medio de un ataque decisivo a distancia.

    Tácticamente, en el ataque, las fuerzas armadas de la guerra de tercera generación buscan penetrar la retaguardia del enemigo y causar la destrucción de este desde la retaguardia hacia las posiciones de defensa. Aquí, el desarrollo del arma nuclear, en el contexto del principio de acción recíproca y el alzamiento de los extremos predicho por Clausewitz (Aznar, 2015), hacen que la guerra sea imposible por la destrucción que lleva aparejada. La consecuencia es que “la actitud general de que los asuntos exteriores merecen un lugar preponderante en las preocupaciones de los gobernantes” (Brodie, 1978).

    Las operaciones se hacen con una “fuerza decisiva o abrumadora” (doctrina Powell) y con objeto de vencer rápidamente evitando tanto una prolongación innecesaria del conflicto como la utilización de medios terrestres con claras directivas políticas y el empleo de tiempo necesario para el logro de los objetivos. La operación “Tormenta del desierto” en 1991 costó la vida a 147 estadounidenses, pero a más de 30 000 iraquíes.

    La clave de la conducción ya no es la iniciativa de los mandos subordinados, sino la capacidad de los Cuarteles Generales de visualizar la situación en tiempo real con lo que ya no precisan aparentemente de la necesidad de delegar las decisiones. Esto permite el achatamiento de las estructuras de mando y control al suprimirse escalones intermedios por innecesarios, dando al poder político acceso directo al teatro de operaciones.

    Lind (1989) considera que las guerras actuales son guerras de cuarta generación.

    Como concepto, la guerra de cuarta generación (4GW) fue planteado con este nombre por primera vez en 1989 por el historiador William Lind en un documento llamado “El rostro cambiante de la guerra: Hacia la cuarta generación”, publicado en el Military Review y en el Marine Corps Gazette.

    Este artículo sirvió de precursor al análisis de lo que serían las nuevas guerras que Estados Unidos debería enfrentar en un medio ambiente internacional complejo, con fronteras cada vez más difusas y globalizadas (Palma, 2009, p. 8).

    Existen otros aspectos significativos de la guerra de cuarta generación que la hacen única en su desarrollo. En este sentido, Verstrynge (2005) ha delimitado la guerra de cuarta generación a aquellas que cumplan las siguientes características:

    1. El uso de técnicas que no corresponden a las convencionales y limitan su efectividad.

    2. El oponente puede tener una base no nacional o transnacional que dificulta su identificación y su localización.

    3. El terreno donde se libra la batalla es elegido por el adversario asimétrico, explotando las áreas que pueden ser más vulnerables.

    4. Siempre se busca la sorpresa en el ataque.

    5. Sus acciones deben tener un alto impacto con un mínimo de coste, obteniendo un efecto superior a la inversión militar efectuada.

    6. Su estructura suele caracterizarse por tener una dirección centralizada que es complementada por unas unidades operativas descentralizadas y autónomas, lo que les permite estar presente en todos lados.

    7. Operan fuera de los límites marcados por el Derecho Internacional.

    8. Procuran golpes directos que pongan en duda la seguridad de los Estados porque los aspectos psicológicos son fundamentales.

    9. Ensanchan el campo de batalla al hacer partícipe a la población civil.

    10. Sus acciones deben tener la máxima repercusión

      mediática.

    11. Los conflictos que inician suelen tener una

    duración prolongada en el tiempo (p. 212).

    Como se puede observar, las características que definen una guerra de cuarta generación representan una mutación importante respecto a las generaciones anteriores, sobre todo en lo que se refiere a la toma objetivos militares flexibles que coadyuvan al actuar operativo de las fuerzas en conflicto. Se evidencia que existe una disparidad entre las partes en conflicto, a tal punto que otra de las calificaciones que se ha dado al enemigo asimétrico es la de aquel que “no da la cara” (Pintado, 2014), con lo cual se deja claro que el enemigo no actúa de forma regular en contra de una fuerza militar instituida por un Estado.

    Clausewitz (2005) describe la guerra como “un verdadero camaleón” y distingue en ella tres elementos constitutivos: la violencia intrínseca de sus componentes, la creatividad de los estrategas y la racionalidad de quienes toman las decisiones políticas. Un enfrentamiento asimétrico hace referencia a la lucha que tiene lugar entre fuerza disimilares que utilizan determinados factores o métodos para alterar el escenario del enfrentamiento y así obtener una ventaja. Entre las propuestas para combatir la guerra asimétrica, se habla de diferentes principios: maximizar el uso de la tecnología, flexibilidad en tácticas, consideración de la importancia del elemento humano y ganar el apoyo de la población. También se habla de la necesidad de transformar las fuerzas militares con un sistema de inteligencia más flexible, cambios en la doctrina, en el entrenamiento y en la organización

    militar (Clausewitz, 2005).

    Se habla de guerra de cuarta generación, incluso de guerras híbridas, pero aún no se logran desligar estos conceptos de las guerras del siglo XX e incluso de algunas campañas del siglo XIX. Sin embargo, cada vez existen más evidencias de que las guerras del siglo


    XXI son atípicas e implican nuevos retos para todas las agrupaciones de los ejércitos, desde la logística y la infantería hasta la inteligencia, retos que deben ser evaluados para construir nuevas capacidades en las fuerzas.

    La información de inteligencia es fundamental para la plena identificación de la población civil, no combatientes y combatientes, tan difícil de realizar en combates asimétricos, en los cuales alguno de los bandos se inclina permanentemente hacia el mimetismo. Esta distinción, además de ser un requisito legal internacional en la conducción de operaciones armadas, es de vital importancia para evitar que posibles atropellos favorezcan al adversario y ayuden a crear simpatía entre la población nativa y la comunidad internacional.

  2. FRONTERA NORTE ECUATORIANA


    1. La Situación en Colombia


      El conflicto interno armado de Colombia con las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia -Ejército del Pueblo (FARC-EP) tiene características de la guerra de cuarta generación, como se evidencia en el siguiente cuadro donde algunos de los elementos sobre la asimetría de la guerra se adecúan al conflicto armado colombiano.


      Tabla 1

      Clasificación de las Guerras W. Lind.




      La guerra de cuarta generación en Colombia es un reflejo y a la vez una sumatoria de las características y elementos de la guerra o conflicto asimétrico. Es una confrontación de duración prolongada en el tiempo, entre fuerzas de distintas características, en este caso, una fuerza estatal (Fuerzas Militares) y una no estatal (FARC-EP). Esta última utiliza estrategias particulares que la hacen difícil de identificar porque se mimetiza en la población civil, no posee un territorio determinado, busca sorpresa siempre en sus acciones, no respeta los límites del DIH y su estructura obedece a un mando central con unidades operativas descentralizadas y autónomas. Además, tiene como finalidad crear terror e inseguridad en la población del Estado, así como llevar a cabo acciones militares de alto impacto y con repercusión mediática, de tal manera que, con ayuda de la tecnología, busca el reconocimiento mundial (Vargas, 2002).

      Algunas cifras pueden dar una perspectiva del tamaño del conflicto armado interno colombiano. Entre 1958 y 2012 murieron 220 000 personas, de las cuales

      180 000 eran civiles. Entre 1985 y 2012 se tiene registro

      de más de 25 000 desapariciones forzadas. Entre 1996

      y 2002 más de 27 000 personas fueron secuestradas. Para 2013 se tenía registro de más de 4,7 millones de refugiados al interior del territorio colombiano. Entre 1998 y 2013, los organismos estatales atendieron a más de 5000 menores que habían abandonado las filas de algún grupo armado ilegal fueran paramilitares, guerrilleros o delincuencia organizada. En 2013 se estimaba que el 45% del territorio nacional había estado sembrado con minas antipersonales. En las dos últimas décadas del siglo XX y la primera del XXI, 10 000 personas fueron heridas por estos artefactos, y de ellas 2000 murieron (Centro Nacional de Memoria histórica, 2013, 40-92). Esta selección de cifras permite


      establecer el amplio contenido traumático, ideológico y sociohistórico en torno a los acuerdos con las FARC-EP. Los orígenes de las FARC se remontan al periodo de conflicto civil en Colombia entre 1948 y 1953 conocido como “La Violencia” que comenzó con el asesinato de Jorge Eliécer Gaitán, candidato del Partido Liberal, seguido las revueltas enmarcadas en el Bogotazo, como indica el Centro Nacional de Memoria Histórica de Colombia (CNMH). Este hecho desencadenaría una violenta guerra entre los partidos Conservador y Liberal que llevaría a Colombia a experimentar una década de inestabilidad política y persecución contra intelectuales,

      artistas e investigadores, señala el CNMH.

      A la dictadura militar de Gustavo Rojas Pinilla (1953-1957) le siguió el retorno desde el exilio de liberales y conservadores, y en este contexto se crearon en 1964 las dos guerrillas más importantes de Colombia: las FARC y el Ejército de Liberación Nacional (ELN). En el caso de las FARC, sus orígenes se encuentran en Tolima, una zona campesina que vio mucha violencia y el surgimiento de comunidades de autodefensa en aquellos años, como señalan Juan Guillermo Ferro Medina y Graciela Uribe Ramón en su libro “El Orden de la Guerra”.

      Las FARC comenzaron a organizarse a partir de 1966 como un movimiento revolucionario dedicado a la guerra de guerrillas, con su propio estado mayor. La década de 1980 vio también el surgimiento de grupos paramilitares y bandas narcotraficantes, que se sumarían al conflicto ya existente entre guerrillas y estado. También las FARC, que se atrincheraron en grandes territorios, recurrieron en diferentes momentos de su historia al tráfico de drogas para financiarse, y fue designada como organización terrorista por Estados Unidos y luego la Unión Europea.

      Tras un nuevo intento fallido de acordar la paz en 2002, durante el gobierno del presidente Andrés Pastrana, que llevó a la formación de la Zona de Distensión, en 2012 las autoridades colombianas y las FARC volvieron a reunirse para intentar poner fin al conflicto con un Acuerdo de Paz y su desmovilización. Durante cuatro años las negociaciones entre el gobierno de Juan Manuel Santos y las FARC, lideradas por Rodrigo Londoño, alias “Timochenko”, avanzaron en La Habana, con Cuba y Noruega como garantes, hasta en 2016 finalmente firmaron el Acuerdo de Paz. De acuerdo con datos de la Misión de Verificación de las Naciones Unidas en Colombia, hasta 2020 se habían desmovilizado 13 394 miembros de las FARC, 10 293 hombres y 3101 mujeres según Germán Padinger, CNN 2022.

      Pero no todos los combatientes de las FARC aceptaron el Acuerdo de Paz. Incluso desde su entrada en vigor en 2017, frentes de las FARC no aceptaron la desmovilización, que consistía en acudir a las zonas veredales, entregar las armas e iniciar el tránsito hacia la vida legal. Conocidos como disidentes, estas facciones no reciben ninguno de los beneficios del Acuerdo de Paz y siguen siendo considerados actores al margen de la ley. En 2019, los veteranos guerrilleros de las FARC alias Iván Márquez, Jesús Santrich, El Paisa y Romaña, aparecieron en un video anunciado que pasaban a la disidencia y que retomarían las armas.

      Las disidencias de las FARC son identificadas por Colombia como Grupos Armados Organizados Residuales (GAOR). El Ecuador denomina a las disidencias de las FARC como Grupos Irregulares Armados (GIA), quienes constituyen una amenaza de acuerdo con su motivación, capacidad e intención que poseen. Los GIA se aprovechan de escenarios como la pobreza, desigualdad económica, marginación, violencia, crimen organizado, narcotráfico, etc.


      Figura 2

      De izq. a der.: Manuel Marulanda alias Tirofijo y Jorge Briseño alias Monojojoy; Raúl Reyes muere en el ataque en Angostura el 01-MAR-08.; Walter Arísala alias Guacho, disidente de las FARC.



      En la Figura 6 se observa a Manuel Marulanda, alias Tirofijo, y a Jorge Briseño, alias Monojojoy, el primero cofundador de las FARC-EP, fueron una organización guerrillera insurgente y terrorista colombiana de extrema izquierda, basada en la ideología y los principios del marxismo-leninismo y del bolivarianismo. En el podemos ver a Raúl Reyes, también acusado de terrorismo, miembro del Secretariado, portavoz y asesor del Bloque Sur de las FARC, quien fue abatido junto a 4 estudiantes mexicanos y 18 guerrilleros, en el ataque a un campamento de las FARC en Angostura, dentro de territorio ecuatoriano en el 2008. En la parte derecha tenemos a Walter Patricio Arízala Vernaza, alias Guacho, quien fue un disidente de las FARC, líder del Frente Oliver Sinisterra. Guacho fue el criminal más perseguido y temido en la zona de frontera con Ecuador y responsable del asesinato de tres periodistas ecuatorianos y del envío de toneladas de coca por el océano Pacífico, murió en una operación combinada de Policía, Ejército y el CTI de la Fiscalía colombiana.


    2. La Frontera Norte Ecuatoriana con Colombia


      La frontera norte del Ecuador limita con Colombia y se extiende en un total de 586 km, siendo así la frontera más corta que posee el Ecuador. Se extiende entre la desembocadura del río Mataje en la bahía Ancón de Sardinas y la desembocadura del río Güepí en el río Putumayo. Las provincias que forman parte de la frontera son Esmeraldas, Carchi y Sucumbíos.

      La zona de frontera común entre Colombia y Ecuador presenta un complejo panorama de intereses, percepciones y retos a la seguridad, asumidos por cada país bajo diferentes prioridades y enfoques. Los actos de violencia relacionados con el crimen transnacional organizado están presentes en la región según Carrión-Mena, 2010.

      Los operadores de cocaína colombianos, como el grupo criminal “La Constru” en Putumayo y el misterioso narcotraficante conocido como “El Contador” en Tumaco, hacen negocios en Colombia o en centros criminales ecuatorianos como Lago Agrio, cerca de la frontera con Putumayo, al igual que en Guayaquil. Estos negociantes de cocaína subcontratan el trabajo de abastecimiento y transporte de cocaína con los proveedores de servicios criminales.

      Haciendo referencia a la Figura 7. Insight-crime-homicidios (2020) señala las dinámicas criminales y la situación delictiva a lo largo de las provincias Esmeraldas y Sucumbíos en la frontera norte, donde nos indica las rutas terrestres, fluviales y marítimas del ingreso y salida de la droga hacia nuestro país; adicional vemos las economías criminales existentes como la extorsión, el terrorismo, trata de personas, homicidios, secuestro, asesinatos, crimen organizado, convirtiéndose la zona fronteriza entre Ecuador y Colombia en un problema cada vez más serio, tanto para la región fronteriza como para la nación.


      Figura 3

      Dinámicas criminales en Esmeraldas y Sucumbíos




      La Autoridad Nacional del Servicio Civil (2021) e Insight-crime-homicidios (2020) considera que el Ecuador es una autopista de la cocaína hacia Estados Unidos y Europa, donde la droga sale de los puertos, las costas y los aeropuertos del país, y de allí se envía a todo el mundo, con destino a Estados Unidos, Europa e incluso Asia y Oceanía, como se indica en la Figura 8, donde se pueden observar dos vías por las

      que la cocaína cruza por Ecuador: la ruta del Pacífico y la ruta amazónica. Atrás de este comercio hay un complejo y fluido inframundo conformado por grupos especializados y subcontratistas que son coordinados por los operadores de poderosas organizaciones transnacionales de narcotráfico y protegidos por redes de corrupción que penetran profundamente en el Estado.


      Figura 4

      Trafico de drogas y sus rutas en Ecuador. Map InSight Crime 06 2019



      Las FARC establecieron el control sobre la producción de cocaína en la región y comenzaron a abastecer a los traficantes del Cartel del Norte del Valle, quienes abrieron rutas de entrada y salida de Ecuador. Los mexicanos no tardaron en querer entrar en el juego, y el líder del Cartel de Sinaloa, Joaquín Guzmán Loera, alias “El Chapo”, ordenó a sus hombres establecer sus propias redes en el país. El poner fin a la operación de la base naval estadounidense en Manta, decisión que creó un enorme punto ciego en las aguas y cielos de Ecuador, pronto generó el incremento de barcos y aviones cargados

      de drogas. Actualmente, la mayor parte de la cocaína que se envía de Ecuador hacia el mercado estadounidense sale de las costas de Esmeraldas, Manabí y Santa Elena, pero la cocaína enviada a Europa, las principales rutas pasan por los puertos de Puerto Bolívar y, sobre todo, Guayaquil, centro del comercio internacional en el país como se indica en la Figura 9, donde el Ecuador es ya un refugio del crimen organizado y quizá el principal punto de despacho de la cocaína colombiana, después del propio Colombia, según analistas de Insight-crime.


      Figura 5

      Rutas internacionales de narcotráfico en Ecuador. Map InSight Crime 06 2019



      Por otro lado, los cultivos ilícitos ubicados en la zona fronteriza de Colombia se han incrementado en los últimos años; de manera particular, se pueden mencionar los ubicados en los departamentos de Nariño y Putumayo. Esto es un factor importante para tomar en cuenta, porque ha generado la disputa entre grupos irregulares armados para el control del territorio en el que las FARC mantenían presencia.

      La evolución del tráfico ilegal de drogas en Ecuador ha sido rápida. En 2019, el sitio especializado InSight-crime catalogó al país como la autopista del narco y calculó que el 37.5% de la droga que se producía en Colombia se traficaba a través del territorio ecuatoriano. Los grandes decomisos de droga dan cuenta de que Ecuador es un sitio de acopio. En 2021 según Agencia EFE S.A. se incautaron más de 201 toneladas de droga, la cifra más alta de la historia ecuatoriana. El último récord estaba en 128 toneladas en 2020, lo que indica el cada vez más importante papel que Ecuador desempeña para las bandas internacionales.

      El crecimiento de esta industria delictiva no depende solo de la presencia de bandas criminales nacionales y de grupos armados que operan en la frontera con Colombia, hay, además, rastros de la participación de, al menos, dos carteles mexicanos, donde desde 2009 opera en Ecuador el Cartel de Sinaloa y que en los últimos años también se ha infiltrado el Cartel Jalisco Nueva Generación según InSight-crime, 2021. Telmo Castro, excapitán del Ejército ecuatoriano, fue el primer enlace del Cartel de Sinaloa en Ecuador. En 2018, durante el juicio a Joaquín “El Chapo” Guzmán, en Estados Unidos, la Fiscalía de ese país develó que esa relación surgió en 2008.

      Otro rastro de los carteles mexicanos que sigue la Policía ecuatoriana son los decomisos. La droga incautada ha permitido a las autoridades determinar a los dueños de los cargamentos interceptados. Muchos de los paquetes contienen logos de estos grupos criminales. Ese es el caso del cargamento más grande que ha decomisado Ecuador. En agosto de 2021, en Guayaquil, se incautaron 9,5 toneladas de cocaína. Según la Policía Nacional del Ecuador, ese cargamento pertenecía al Cartel Jalisco Nueva Generación, lo que se logró verificar luego de rastrear a varios emisarios mexicanos que trabajaron en la movilización de la droga en pequeñas cantidades.

      Insight-crime-homicidios, (2020) señala que se puede considerar que varios factores convirtieron al país es uno de los principales puertos de salida de droga mundiales:

      • Tener frontera con el mayor productor de cocaína del mundo: Colombia.

      • La dolarización de la economía en 2000, la moneda del mayor mercado de cocaína.

      • La masiva fumigación aérea de cultivos de coca en Colombia forzó a la guerrilla de las FARC y a los cultivadores de coca hacia la frontera con Ecuador.

      • Las elecciones de 2006.

      • La salida de la base naval estadounidense de Manta.

      • Las fuerzas de seguridad y las unidades de inteligencia abandonaron la lucha contra el crimen organizado.

      También es importante considerar que la crisis carcelaria que vive Ecuador se conoce que nace de la relación del Cartel de Sinaloa con la banda de Los Choneros, quienes transportaban cocaína del grupo mexicano desde la frontera colombiana hasta Guayaquil y otras ciudades portuarias. También es muy probable que Jalisco Nueva Generación hiciera alianzas con los rivales de Los Choneros y los proveyera de armas para luchar por el control de las mejores rutas del narcotráfico en Ecuador. Sin embargo, el verdadero nivel de participación de los principales carteles mexicanos en la violencia en Ecuador es difícil de comprobar, al igual que en gran parte de la región.


    3. Las Acciones del Estado Ecuatoriano y las Fuerzas Armadas en la Frontera Norte Ecuatoriana


      Marco Gonzalo Salinas (2019) señala que a inicios del 2018 se produjo un deterioro de la seguridad en la frontera norte del país, acciones que ocasionaron hechos violentos, especialmente en la provincia de Esmeraldas, desde inicio del año, de acuerdo con el siguiente orden:

      • El 27 de enero del 2018 se presenta la primera acción violenta que tuvo lugar contra la infraestructura y el personal policial en el cantón “San Lorenzo”, afectando las viviendas de la población civil.

      • El día 17 de febrero del 2018, las Fuerzas Armadas del Ecuador, durante sus tareas de vigilancia y protección de fronteras en territorio ecuatoriano en el sector “El Pan”, cantón “San Lorenzo”, fueron atacadas desde el territorio colombiano con morteros artesanales y armas de corto alcance. Como resultado hubo dos soldados ecuatorianos heridos.

      • El 20 de marzo de 2018 mueren cuatro militares y diecisiete voluntarios (tropa) resultan heridos, producto de la explosión de una bomba cacera en la vía a Mataje.

      • El 26 de marzo de 2018, una explosión en la ruta San Lorenzo a Mataje destruyó el parabrisas de un tanquero de agua de la Infantería de Marina.

      • El 27 de marzo de 2018, se conoce sobre el secuestro de tres periodistas ecuatorianos corresponsales del diario El Comercio, en el sector de Mataje, presuntamente al mando de alias Guacho.

      • El 13 de abril de 2018, el Gobierno Nacional da a conocer a la opinión pública el asesinato de los periodistas del diario El Comercio secuestrados.

      • El 17 abril de 2018, las autoridades de Gobierno informan oficialmente el secuestro de una pareja de ciudadanos ecuatorianos en Puerto Rico, Colombia, quienes luego fueron encontrados sin vida en zona fronteriza.


- Finalmente, el martes 1 de mayo de 2018, una patrulla militar en el recinto de “Corriente Larga” de la parroquia fronteriza de Mataje fue atacada con artefactos tipo mortero desde territorio colombiano.

Con lo anterior descrito, el escenario se vuelve tenso en diferentes sectores fronterizos y el Estado, con el asesoramiento de los componentes de la Política de Defensa y Seguridad, resuelve restructurar el Consejo de Seguridad Pública del Estado, elaborando una Política de Defensa, Seguridad y Desarrollo para la Frontera Norte. Como resultado de esta política se generan planes, programas y proyectos para solucionar la guerra de cuarta generación en la frontera norte ecuatoriana.

Además, el Estado ecuatoriano ha adoptado medidas de orden legal y técnico para fortalecer la seguridad fronteriza con Colombia, tales como:

  1. Emite el Decreto Ejecutivo n.o 296 del 27 de enero del 2018 donde el presidente de la República establece el Estado de excepción en los cantones San Lorenzo y Eloy Alfaro de la provincia de Esmeraldas.

  2. Se crea el Comité Nacional de Seguridad Integral Fronteriza, mediante Decreto Ejecutivo n.o 348 del 28 de marzo de 2018, responsable de la coordinación y articulación de las políticas, procedimientos y acciones en el ámbito de la seguridad integral en la frontera norte.

  3. El 27 de abril, mediante Decreto Ejecutivo n.o381 se renueva el Estado de Excepción en el cantón de San Lorenzo y Eloy Alfaro, por 60 días.

  4. El 04 de mayo del 2018 la Asamblea Nacional aprueba la Ley de Desarrollo Fronterizo para la creación de zonas especiales para el fomento del desarrollo de la zona de frontera.

  5. El 04 de mayo 2018, mediante Decreto Ejecutivo n.o 387 se designa al Ministro de Defensa Nacional como articulador del Consejo Sectorial de Seguridad.

  6. En junio 2018, el Comando Conjunto de las Fuerzas Armadas dispone la implementación de la Fuerza de Tarea Conjunta “Esmeraldas”, comandada por un General de Brigada que actuará bajo responsabilidad del Ejército y tendrá la misión de garantizar la soberanía e integridad territorial, mediante el control efectivo y la articulación de planes militares en los cantones de San Lorenzo y Eloy Alfaro, con especial énfasis en las poblaciones de Mataje, El Pan y La Cadena, pertenecientes a la provincia de Esmeraldas. Esto, según el plan de operaciones para la seguridad y defensa de la frontera norte. La Fuerza de Tarea Conjunta “Esmeraldas” realizó un trabajo entre los miembros de las Fuerzas Armadas y de la Policía Nacional, para la intervención coordinada y complementaria en la frontera norte, mediante operaciones antidelincuenciales las 24 horas del día, por medio de controles preventivos fijos, móviles y patrullaje constante en sectores estratégicos, planificados de acuerdo con informes de inteligencia con la finalidad de combatir el delito y garantizar la seguridad y el bienestar de la ciudadanía.

Conclusiones


La guerra de cuarta generación o guerra asimétrica es un término usado por analistas militares donde no hay frentes de batalla, la guerra se desarrolla en escenarios combinados, sin líneas visibles de combate, los soldados no usan uniforme, dificultando la identificación del enemigo y la discriminación entre un blanco militar y civil, solucionado con el desarrollo y uso de las nuevas tecnologías y estrategias asimétricas, que surgirán de las propias capacidades consecuentes con el carácter moral y posición de liderazgo global del Estado.

El conflicto interno armado en Colombia tienen los elementos de la guerra de cuarta generación por poseer características de asimetría, que se adjudican al actor fuera de la ley en una guerra que son, entre otros: la estructura obedece a un mando central complementada por unidades operativas descentralizadas y autónomas; opera por fuera de los límites del DIH y el orden civil; busca poner en duda la seguridad del Estado; se hace parte del conflicto a la población civil; las acciones buscan tener la máxima repercusión mediática; uso de la tecnología para atacar por este medio y suelen tener una duración prolongada.

En la frontera norte se han incrementado las rutas terrestres y fluviales del ingreso de la droga hacia nuestro país, incrementando la violencia, la extorción, el terrorismo, trata de personas, homicidios, secuestro, asesinatos, crimen organizado, convirtiéndose en un problema cada vez más serio, tanto para la propia región fronteriza como para la nación.

El Estado ha adoptado medidas de orden técnico para fortalecer la seguridad fronteriza; asimismo la movilización Fuerzas Armadas, a fin de coordinar esfuerzos que permitan restablecer el orden y la seguridad ciudadana, complementado con nuevas políticas de Seguridad y de Desarrollo Fronterizo en las zonas críticas como Esmeraldas, Carchi y Sucumbíos.

Surge un reto para Fuerzas Armadas que es la de transformar la doctrina, para adecuar y flexibilizar lo suficiente su estructura, de manera que tenga la capacidad de responder en su momento o incluso simultáneamente a escenarios asimétricos; así como también analizar el marco jurídico, ya que en el accionar de Fuerzas Armadas se encuentra con obstáculos de carácter legal, para el empleo de las armas, considerando el escenario actual y el contexto de la guerra de cuarta generación.


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