LA INDUSTRIA MILITAR Y LA TEORÍA DEL GASTO MILITAR ¿ES POSIBLE UNA INDUSTRIA MILITAR DE UNASUR?
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Resumen
El gasto en defensa presenta una tendencia a la alza a partir de los primeros años del Siglo XXI. Para 2012, el sector de defensa presentó ventas por más de 431 mil millones de dólares, y que según Sandler y Hartley, las industrias se caracterizan por costos decrecientes. En ese sentido, América del Sur se enfrenta a un enorme desafío al tratar de mantener sus costos de defensa relativamente bajos, alrededor del 2,4% del PIB regional y a la vez mantener un equipo con las mejores tecnologías disponibles. Individualmente no existe país en América del Sur que pueda adquirir equipo con tecnología de punta y la respuesta a esa disyuntiva debe ser la creación de un espacio de cooperación en defensa. Entre los criterios de gestión se encuentra el aprovechar las fortalezas ya existentes en la región sobre industria militar; es decir, aprovechar sus capacidades instaladas permite el aprovechamiento de economías de escala. El establecimiento de proyectos conjuntos de investigación y desarrollo, o la interoperabilidad en operaciones conjuntas son el camino a seguir para conseguir el establecimiento de una zona estable de paz al interior de la región, y la preservación y resguardo de una política de seguridad y defensa autónoma e independiente. Existe una amplia literatura que trata el tema del gasto militar. Uno de los aspectos más analizados es el efecto del gasto militar en el crecimiento económico; es decir, como el gasto militar estimula o apuntala al crecimiento económico de un país o una región (Dunne, 1996; Dunne y Perlo-Freeman, 2001). El gasto en defensa, como gasto público, se esperaría que tenga un efecto en el crecimiento económico de un país, sin embargo, no existe evidencia empírica contundente que apoye esta tesis. Sobre lo que hay seguridad es que, el impacto que el gasto en defensa tiene sobre el crecimiento económico de un país, depende del nivel de este gasto: si las inversiones en el gasto militar son bajas con relación al Producto Interno Bruto (PIB), hay una relación positiva, pero si la inversión representa un porcentaje alto del PIB, los efectos son negativos (Deger y Sen,1990, 1995;Pieroni, 2007). Aparte del efecto que pudiera tener el gasto militar en la economía, la compra de equipo (capital) es un negocio enorme. Para el 2012, las 100 industrias más grandes del sector vendieron sobre 431 mil millones de dólares según SIPRI (Perlo-Freeman y Wezeman, 2014) y los datos presentados no incluyen a China. El enorme gasto presenta una tendencia al alza a partir de 2004. Según Sköns (2005) esta tendencia termina con un período de 10 años de reducción.
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